domingo, 29 de marzo de 2009

Bolonia

No conocía los contenidos del plan de Bolonia, y he querido ponerme al día, sobretodo después de los últimos acontecimientos de Barcelona.

La semana pasada, en un programa de radio que escucho habitualmente, entrevistaban a dos profesores universitarios.
Primero entrevistaron a uno que es favorable al plan. Punto por punto, fue argumentando y desarrollando los cambios y sus ventajas. Cuando acabó, me había convencido: Me pareció un buen plan, coherente y beneficioso para la universidad y los estudiantes, que sitúa a España al nivel de Europa.
Pero como me sé facilona, que me convencen fácilmente, esperé al siguiente entrevistado, al profesor contrario al plan, para que me diera argumentos en contra, y entonces tomar partido.
De entrada el profesor no quiso rebatir punto por punto lo que había ido argumentando a favor su colega. Se limitó a decir que el plan era una injerencia en la Universidad, que ésta dejaría de ser libre. Que la Universidad debía ser el último reducto de libertad de pensamiento, y que el plan de Bolonia la convertía en un objetivo mercantilista más.
Ni dio argumentos, ni ofreció alternativa.

El día de los violentos altercados tras el desalojo de la Universidad, cuando los antidisturbios repartieron leña a diestro y siniestro indiscriminadamente a estudiantes, periodistas y gente que andaba por allí, me indigné mucho. Me recordó los tiempos del franquismo, que yo viví ya en sus últimos coletazos.

Los estudiantes convocaron otra manisfestación al cabo de unos días, con un recorrido a las claras provocativo porque no era permitido (una manifestación por las Ramblas es de alto riesgo, por la cantidad de gente que pasa por allí), además que no fue comunicada.
En el último momento, los estudiantes cambiaron el recorrido y se fueron a otro extremo de la ciudad, y los antidisturbios se quedaron esperando en las Ramblas.
Al día siguiente, el portavoz de los estudiantes se jactaba, exultante, de haber dejado con un palmo de narices a la policía, diciendo que habían hecho el ridículo, que les habían ganado...

Me pareció patético. ¿Estaban manifestándose porque piensan que el plan de Bolonia no es bueno, o jugando a policías y ladrones, a ver quién gana?
Creo que fue muy inteligente por parte de los estudiantes la opción de cambiar el recorrido para evitar altercados, pero lo de rabia, rabiña...

Me parece que los anti-Bolonia, o no tienen buenos argumentos, o no tienen buenos representantes.

4 comentarios:

PATSY SCOTT dijo...

Bueno, yo también soy fácil de convencer y justamente la otra noche en un debate en televisión tuve oportunidad de oir a los dos "bandos".Un profesor y un alumno en cada lado. La verdad es que el profesor que estaba en contra me pareció carpetobetónico y daba la sensación de querer aferrarse a un viejo órden que no interesa ya ni a los más mayores. Pero la profesora que defendía las reformas sí estuvo muy ambigua en cuanto al "patrocinio" que de las universidades harán las grandes empresas, financiando una parte de las carreras que les interesan. No sé, no sé... Pero me parece que la reforma ya está aquí y desde luego en lo que al funcionamiento académico se refiere, da la sensación de que será para bien.

maikix dijo...

A mí tampoco me hace mucha gracia lo de que se metan las empresas en las universidades, y esa parte es la que en ningún sitio queda demasiado clara. Es posible que el patrocinio sea a través de becas para los master post-grado.
No sé porqué se aferran tanto, los que lo hacen, a la universidad actual, ¡como si fuera fantástica! Se sale de la universidad con los conocimientos simplemente hilvanados, está claro que necesita una reforma, y los anti-Bolonia no se han pronunciado con una alternativa mejor (ni peor).

Anónimo dijo...

Bolonia tiene aspectos muy buenos: se supone que existirán mayores controles sobre la calidad docente de lso que había hasta ahora; se implantarán clases con menos estudiantes y se les animará a que una mayor parte de sus créditos dependa de su trabajo personal y de un absurdo examen al final del trimestre. Todo ello funcionará siempre que (a) haya suficiente dinero; y (b) que profesores y estudiantes se cambien el "chip".

Ahora bien: Bolonia también trae consigo una serie de cosas que a mí me parecen terroríficas y que son las que en última instancia me hacen sospehar enormemente de la intencionalidad de las reformas. Porque, ¿cómo puede reducirse una titulación universitaria a 3 años más un año de prácticas? 3 años no son suficientes para impartir contenidos profundos, a menos que queramos convertir la universidad en un espacio irreflexivo y acrítico. Y por supuesto lo que me parece demencial es el hecho de que los 2 años de esos 5 que se estudiaban antes pasan ahora a ser un "master", una cosa para quien se la pueda pagar. En términos prácticos, sí estamos (y quien diga lo contrario miente) ante una privatización parcial de la universidad que a mí, viniendo de donde vengo, me parece un auténtico retroceso.

En cualquier caso, la reforma es imparable y solamente cabe adaptarse. Yo soy de las que piensa que la universidad española debería derruirse y empezar desde cero. Comprendo que haya muchos profesores universitarios nerviosos: normal. A nadie le gusta que le controlen la calidad de su trabajo, y reconozcámoslo, hay un montón de inútiles que no han hecho nada en décadas y siguen cobrando su sueldo todos los meses....

(Lo que no quita, por cierto, para que la actuación policial en Barcelona fuera propia del mejor fascismo)

maikix dijo...

Yo no entiendo, sólo sé que los tres pilares básicos de una sociedad: educación, sanidad y justicia, van de mal en peor, porque los planes no se consensúan entre todos los partidos a largo plazo. Y el que peor, educación, que a cada legislatura se sacan un plan de la manga.
En sanidad, andan privatizando, porque no es rentable. ¿Pero quién ha dicho que la sanidad tenga que ser rentable? Hay que optimizar y racionalizar, pero eso lleva tiempo... más de 4 años... que es lo que dura un gobierno.
El problema fundamental siempre es económico, y al parecer, con el plan de Bolonia han encontrado la salida con la financiación de los másters a través de entidades que tendrán presencia en la Universidad.

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